lunes, 19 de julio de 2010

Canibália: un regalo de Bahía para el mundo

Por Wallace Oliveira


Salvador, 19 de julio de 2007

"Una oda a la gratitud antropofágica con los pies en la contemporaneidad". Esa es apenas una de las innumerábles frases razonables de Canibália (Sony-BMG, 2009), el más reciente trabajo musical de Daniela Mercury, artista bahiana inquieta por naturaleza y osada por opción. Soteropolitana (gentilicio de Salvador de Bahía, Brasil, brasileña y suramericana, ella también puede ser "de cualquier lugar", cosmopolitismo que esparcen las participaciones de los bahianos Margareth Menézes y Luiz Caldas (ese, en la guitarra acústica de A Vida É Um Carnaval), del carioca Seu Jorge, del haitiano Wyclef Jean y de la luso-brasileña Carmen Miranda - que, gracias a los recursos tecnológicos, dió una participación en O Que É Que a Baiana Tem?.

Canibália es más bien complejo y enigmático de lo que se pueda imaginar. Retrato de un pueblo y de varias razas ("puras" o mezcladas) y símbolo de una digestión canibalista y rítmica, el disco es de tamaña inmensidad que jamás podrá ser perfecto. Es, ciertamente, no en absoluto su pretensión. Creada y recreada en el trío eléctrico, tal vez Daniela no debió haber olvidado de imprimirle un poderoso hit de Carnaval, mucho más fuerte de lo que es Oyá Por Nós y Preta. ¿Pero y qué? De una forma u otra, la ausencia de una estruendosa música momesca, de naipe, de una Rapunzel o de una Maimbê Dandá, no llega a comprometer la calidad del trabajo, reverenciador por naturaleza. Y son tantos los homenajes hechos... al cine, a los dioses afro-bahianos, a los negros, a América Latina, al Brasil...

Consciente de que el arte es interpretación, Daniela, en un gesto metafóricamente canibalístico, engulle personalidades notables y las transforma a un nuevo milenio. Digirió Glauber Rocha en Trio em Transe, un inteligentísimo homenaje al cine, lleno de juego de palabras, masticó a Carmen Miranda en O Que É Que a Baiana Tem? y Tico-Tico no Fubá: degustó a la cubana Celia Cruz en A Vida É Um Carnaval; ingirió a los índios brasileños en Dona Desse Lugar; consumió Ary Barroso, Dorival Caymmi, Baden Powell y Vinícius de Moraes en Bênção do Samba; se alimentó de su propia familia en la bellísima Cinco Meninos, y se hartó de Chico Buarque en O Que Será (À Flor da Terra).
Pero el disco no se basta en tributos digestivos. Canibália carga un fuerte trazo autoral - la mitad de las 14 pistas tienen el dedo de la cantora en las composiciones-, a parte de ser una caldera de ritmos: rap, funk, samba, soul, rock and roll, reggae, ijexá, electromusic, samba-reggae, salsa... ¿Sorpresa? Ninguna. Ha sido así desde O Canto da Cidade, en 1992: la mezcla rítmica es una marca en la carrera de la artista.

Si es verdad que Daniela nunca se contentó con el efusivo título de "Rainha do Axé" (Reina del Axé), no menos verídico es que Canibália no se contenta con el primor de su contenido: también arroja e innova en la forma. Trae cinco diseños de carátula diferentes, en cinco fotos magistrales y proyectadas por nada menos que de Gringo Cardia. El detalle es que cada carátula trae el repertorio en orden distinto, a la escogencia del comprador. Pero una idea original, motivada por la intensidad de que el oyente tenga diferentes sensaciones al oir cada versión.

¿Mejores canciones? Difícil. Cada música tiene su significado y su razón de estar allí. Si es cierto que regrabaciones ya no son tan bien vistas hoy día, también es cierto que las remide. Sea como fuese, cinco canciones se destacan de las demás por la calidad superior: Trio em Transe, Castelo Imaginário, Sol do Sul, Dona Desse Lugar y Cinco Meninos.

Canibália tiene tributo memorables, digestión (sin acidéz) de estilos musicales, forma innovadora y contenido primoroso. Daniela Mercury tiene a Canibália. Bahía tiene a Daniela Mercury y el mundo tiene a Bahía.

Fuente: "Portal Daniela Mercury" citando a "Salvador com H".

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