sábado, 24 de enero de 2009

¡Música en el closet!

Por Clarice Muniz


Los últimos seis meses han sido agitados en la casa de Daniela Mercury (43 años), en Salvador. Productores, músicos, instrumentos, cables y equipos se mezclan entre los empleados, hijos y cachorros que circulan por la casa de la cantante. ¿El motivo? Las obras de estudio, que se atrasan. Con la urgencia de grabar el nuevo disco, aún sin nombre, que será lanzado al inicio de 2009, Daniela transformó su casa en un grande estudio para adelantar la producción del trabajo. "Todo el mundo quedó en la parte mas íntima de mi casa, en mi cuarto. Tiene instrumentos de cuerdas, madera, percusión, ha sido una experiencia diferente. ¡Es una locura!, se divierte Daniela, que ya divulga la música del trabajo que hizo con su hijo, "Sol do Sul" (Sol del Sur).
"Quise homenagear a América del Sur, estoy en una fase muy leve de mi vida, quiero llevar el sol para las personas". Para la cantante no existe tiempo perdido. Ni siquiera cuando los técnicos de sonido descubrieron que su closet era el lugar perfecto para grabar. "Terminé cantando en medio de las ropas, es divertidísimo", cuenta.
Los hijos, Gabriel Povoas, 22, y Giovana Povoas, 21, extrañaron un poco la idea al inicio, mas acabaron entrando en clima. "Es gracioso porque yo paso el día oyendo la misma música. Tuve un día en que yo quería estudiar y no lo conseguí. Más ya me acostumbré, fue divertido. La casa quedo una locura y yo adoro la casa llena", cuenta Giovana, que también es bailarina.
"Fue una confusión (...), aún bien que estamos de cambios para el estudio, que finalmente quedará listo. Al mismo tiempi tenía sol, piscina, una buena energía. Ha sido muy bueno trabajar y convivir con mi madre, que es artista, y tener contacto con el personal de música. Todo está siendo válido", afirma Gabriel.

Vista para el mar
La "rutina" de la cantante no es muy alterada, a pesar de esa palabra que casi no hace parte de su vida, delante de una agenda tan atribulada de compromisos profesionales que tiene que cumplir. "Mi sueño de consumo es tener un guarda ropa, mi cama y mis cachorros de cerca. No paro en casa, mis ropas viven dobladitas en las maletas y raramente duermo en mi cama", explica la cantante. "Paré un poquito más por causa del disco. Antes de eso, yo acostumbraba entender más los viajes. Tenía días en que yo acordaba, me quedaba en la piscina hasta por unas 13 horas e iba hacer ejercicios.
El personal abría las puertas de la casa y yo decía que podía comenzar a tocar, que yo iría prestar atención allá en la piscina", recuerda Daniela, soltando una carcajada.
"Gracias a Dios mi equipo es formado por amigos. El clima es muy casero, bueno, con vista al mar. Siento falta de la casa, adoré quedarme mas aquí. Ahora que las obras del estudio terminen vamos a comenzar a mudarnos para allá. El equipo está arrasado, porque no van a comer más la comida de Doña María", dice refiriéndose a una de sus cocineras.

Historias del pasado
A lo largo de la conversación sobre las grabaciones del nuevo CD, Daniela se pega hablando y recordando historias de sus hijos aún pequeños. "Una vez el Gabriel me preguntó por que yo tenía que ir a donde el pueblo, en vez del el pueblo venir para Salvador, donde yo vivía. ¿Es bonito no? Yo viajaba mucho, él me quería mas cerca", cuenta ella, que hoy tiene al hijo a su lado en el trabajo. "Quedé muy felíz cuando él decidió hacer música, más alerté que es una carrera agotadora, de mucho trabajo y autónoma, más él dijo que ya no conseguría vivir sin música, que yo lo había colocado en ese camino", dice.
"No se si puedo decir que mi madre es mi fuente de inspiración, más no hay como negar que me influenció mucho, por yo oir mucha música desde niño. Creo que no escogí hacer música, fui escogido", afirma Gabriel, que garantiza tener una óptima relación con su madre también en el trabajo. "Siempre existen opiniones diferentes, mas, como existe una jerarquía obvia, doy mi opinión y ella siempre escucha. Pero, ella tiene la palabra final, es la directora artística e indica los medios. Es un intercambio diario."

Siguiendo los pasos
La hija menor, que a parte de bailarina da los primeros pasos como productora musical - ella produjo solita el disco Pandeirando, del novio, Emerson Taquari, percusionista de la banda de Daniela - es otro orgullo de la madre. "Es estimulante producir un trabajo, principalmente algo en lo que creo. Quedé encantada, más mi madre quedó un poco celosa en aque momento", dice.
"Giovana se convirtió en un vinculo importantísimo. En algunos momentos nuestras opiniones divergen, a veces yo la dejo hacer lo que quiere hacer y en otras yo defino que hacer. Nana como yo la llamo, reclamaba que en algunas ocasiones yo hacía varios elógios a su trabajo, ya que ella también asiste a la dirección de danza de mis shows, mas después yo hacía las críticas. Entonces, pase a controlarme mas para no dejarla triste con muchas críticas y doy mi opinión a pocos".
Giovana rebate con humor. "Es difícil, porque ella es "Leonina" con ascendente en Tauro y, por eso, tiene una personalidad fuerte (risas). Es una persona muy creativa, cuando yo tengo una idea diferente de ella es dificil imponerme. Más ella me escucha, pues yo hablo lo que pienso cuando no creo una cosa buena. Sé colocarme". Divergencias a parte, la familia es unida y trabaja unida. Y lo que es mejor: con buen humor de sobra.


El cuarto de la cantante quedó llenó de instrumentos musicales: los hijos, que al principio se extrañaron con la idea, acabaron entrando en clima, ya que tanto Giovana y Gabriel pertenecen al medio artístico: ella es bailarina y productora musical y él es músico.


La música "Sol do Sul", que estará en el nuevo CD, fue hecha en colaboración con su hijo. "Leí un texto que escribí sobre eso y él corrió para tocar la guitarra. Así surgió la música. Tengo ganas de oirla todo el tiempo".

Gabriel prohibió la entrada de los cachorros en el 2do. piso. "Él tenía miedo que los cachorros se hicieran pipí en los equipos", reveló Daniela.

En el escritorio, Daniela reúne en el estando varios libros de poesias que incluyen la obra completa de Carlos Drummond de Andrade y algunos de Fernando Pessoa. Entre los libros, algunas fotos de la cantante a lo largo de su carrera.

Un porta retratos llama la atención en el escritorio de la cantante. Son sus dos abuelas, Olga y Josefina, que fallecieron con casi 100 años. "Amaba desesperadamente a mis abuelas. Tengo óptimos recuerdos".

Gabriel colocó avisos por el pasillo de arriba para que el silencio durante las grabaciones fuese respetado. "Mas yo no resistí y terminé llamando a los cachorros para grabar los ladridos de ellos", cuenta Daniela.

Fuente: Revista Contigo! (Brasil)
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