miércoles, 26 de noviembre de 2008

La soledad de una artista popular

Daniela Mercury: entrevista con la cantante bahiana

Mañana, en el Gran Rex, presentará Balé Mulato, un show con el pulso de las fiestas de su pueblo


Por Sebastián Espósito De la Redacción de LA NACION

"Me siento un poco solitaria dentro de la música popular brasileña." Después de media hora de charla, Daniela Mercury hace una pausa, mira hacia atrás y, sin abandonar la amplia sonrisa que se deja adivinar del otro lado de la línea telefónica, entrega una mueca de dolor. Lleva realizados más de 2000 shows, y desde que lanzó O Canto da Cidade, en 1992, se convirtió en una de las voces más populares de Brasil. Pasa seis meses al año en su país y el semestre restante gira por el exterior ("vivo en un avión, pero mi casa está en Bahía", dirá ella). Y atesora hitos de masividad en directo y televisiva como haber cantado junto a Ray Charles para el Mundial de fútbol de Estados Unidos 94 o, recientemente, realizar un show callejero en medio de una marcha en Madrid con la compañía de 500.000 personas.
Daniela Mercury está de nuevo entre nosotros y mañana presentará Balé Mulato , su álbum de 2005. Con banda, bailarines y mucho color, trasladará al escenario del teatro Gran Rex el espíritu de las fiestas populares de Brasil. "Es un concierto que ya presenté en todo el mundo, muy visceral -describe la Mercury-. Para mí es muy confortable cantar y bailar con este show. Es un concierto muy lúdico, con las caras de los músicos pintadas, como si estuvieran tocando en la calle. El vestuario está compuesto por unas ropas bien típicas, muy coloridas, con flores, colores dorados y calientes, como el rojo, que marca la influencia barroca en la cultura popular de mi país. Busqué ese universo para las danzas y para instrumentos como el birimbao. Y hay momentos particulares, como un samba en el que los músicos utilizan ollas para la percusión. Es un espectáculo algo teatral."
Si hubiera que resumir el espíritu del concierto en una canción, no sería una de su autoría la que primaría, sino la versión que la bahiana hace del clásico "Aquarela do Brasil", de Ary Barroso. "No había una versión nordestina de «Aquarela...», la mayoría son versiones cariocas -comenta la cantante- y quise interpretar el tema al estilo del Nordeste. Este álbum es la afirmación de que mi música ya es completamente brasileña, porque siempre es considerada una música regional y no concuerdo con eso; es de locos decir eso. El forró es la música nacional desde los años 40 y desde el 92 el samba-reggae es conocido y ha influido en toda la música del Brasil. Sin embargo, muchos continúan diciendo que es una música regional. Entonces, ¿qué es una música nacional?"
-Tuviste alguna diferencia con la crítica.
-Ya estoy acostumbrada, sé que hay diferentes visiones. Suelo tener algunas diferencias en San Pablo, donde comprenden muy poco de la música hecha en Brasil, pero me gusta el diálogo con la prensa y siempre el intercambio de opiniones es positivo. Es una parte del trabajo, ¿no?
Mientras la cantante vuelve periódicamente a su Bahía natal, en Nueva York, su base internacional de operaciones, nunca descansa. Se desvinculó un tiempo atrás de Sony Music y hoy es dueña de todo su catálogo. "Para este disco firmé directamente con Sony de Argentina y en cada país firmo con distintas discográficas, así puedo tener un mayor control. Mi meta es colocar todo digitalmente."
El samba-reggae y el axé marcaron a fuego buena parte de su producción y es por ellos que la gente la conoce en Brasil y en buena parte del globo. Sin embargo, en los últimos años la cantante se dio el gusto de probar algo distinto con cada disco. En 2004 editó Carnaval eletrônico , una aproximación al dance y un año más tarde Classica , un muestrario de canciones clásicas de Brasil de consumo vernáculo. "Hice como 13 discos y cinco DVD y ya en O Canto da Cidade mezclé guitarras eléctricas con música percusiva de la calle. Luego puse todas las percusiones de la ciudad dentro de un estudio de grabación y lo combiné con la fuerza visceral del canto; más tarde empecé a buscar distintas sonoridades, salí un poco de las percusiones clásicas, pero seguí empleando los mismos ritmos. Llegó un momento en que toda la gente de Brasil hacía lo mismo y quise probar con otras cosas. Entonces me junté con Suba, un gran productor que trabajó en el primer álbum de Bebel Gilberto. Con él hicimos varias locuras; yo quería mezclar la música brasileña con la electrónica. Hice una bossa lounge y probé con loops y programaciones. Así llegué a Carnaval Eletrô nico, disco en el que les di mi voz a varios DJ y los dejé completamente libres."
Para Daniela Mercury moverse hasta salir del foco es parte esencial de su trabajo. Por eso tras escapar de la figura de aquella bahiana que se movía en las calles de impecable blanco, al tiempo que entonaba melodías que aún hoy perduran en la gente, necesitó volver a las fuentes. Con Balé Mulato buscó reinventarse y mientras termina con la larga serie de presentaciones internacionales que ya lleva más de dos años, se entusiasma con el álbum que está por venir. "Innové en el pasado y estoy intentando predecir el futuro -cuenta la Mercury y lanza una risita que busca complicidad-. Sigo buscando nuevos ritmos, nuevas sonoridades. Hace ya un año que estoy preproduciendo el disco. Esta es la mejor parte y como todavía tengo varios conciertos programados no pude dedicarme aún por entero al nuevo material. Tengo tantas ideas que grabaría dos o tres discos al año, pero me tengo que controlar. Quisiera registrar un álbum con canciones conocidas, sólo como intérprete. Estoy feliz con la música digital, pienso que si me lo propongo por esa vía puedo lanzar canciones todos los meses."
Para agendar:
Daniela Mercury, la cantante presentará su último álbum, Balé Mulato.
Teatro Gran Rex, Corrientes 857. Mañana, a las 21.30. Entradas desde 50 pesos.

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