Del 14 de Septiembre de 2009
DANIELA MERCURY EN EL LUNA PARK
La bahiana llenó de ritmo y riesgo artístico el estadio porteño. Samba reggae, baile y energía con una voluntad popular que no requiere disfraces. A cantar y bailar. Mercury cantó más de dos horas y dio rienda suelta a su primera profesión, la de bailarina, acompañada por el grupo que dirige su hija Giovana.
Por: O. Bazán.
Por cuestiones más cercanas al marketing que a la música, no se suele asociar a Daniela Mercury con el riesgo artístico. Nacida al gran público con el estruendoso éxito de “Canto da cidade” en el lejanísimo 93, pocos reconocieron en esa canción el emergente de un movimiento que se venía cocinando en Bahía desde mucho tiempo atrás: el nacimiento del samba reggae, una música que da cuenta del increíble caldero de ritmos atlánticos que se coció desde tiempos ancestrales con la religión yoruba de los negros esclavos africanos, más los sonidos caribeños, más la impronta europea de la conquista. Así, Mercury fue vista en su momento como la canción del verano, hit omnipresente de éxito instantáneo y fugaz. A veces el gran público se equivoca en sus apreciaciones y la crítica –prejuiciosa cuando de alegría se trata– prefirió mirar para otro lado. Pero tanto ninguneo fue más perjudicial para los prejuiciosos que para la artista, que se descolgó en el Luna Park en la noche del sábado con uno de los encuentro más energéticos, arriesgados y -¡ups!- alegres que hayan visitado estas tierras en los últimos tiempos. Dos horas y veinte casi sólo desapareciendo del escenario para cambios de ropa, sin bajar el ritmo, sin playback, una hora descalza y el resto con tacos altos.
Recital raro, vino a presentar un disco que la filial argentina de Sony aún no puso en bateas –ni anunció cuándo lo hará– con lo que algunas canciones no eran conocidas por el público que llenó el estadio porteño. En este show Daniela Mercury dio rienda suelta a su primera profesión, bailarina. Más de una vez ha comentado que canta para poder bailar en un escenario. Lo bueno es que hace bien las dos cosas. Acompañada de un grupo de baile dirigido por su hija Giovana –que también baila– y una banda musical a cargo de su hijo Gabriel Povoas –guitarra sobre el escenario–, lo de Mercury es una entrega completa a sus convicciones artísticas. Que son riesgosas, atrevidas y pop en el sentido más convencional de la palabra: la intención de popularidad no travestida. Mercury tira todos los guiños a la platea sin culpas. Pop son hits, también. Pero no se queda sólo en eso. Propone una relectura lúdica del inmenso material cultural que su país ofrece y eso en Canibalia, el disco que presentó –aunque ni el programa de mano lo decía, vino a eso– queda bien claro. El show comenzó con homenaje explícito a los padres del samba, Dorival Caymmi y Vinicius, con clásicos como “Na Baixa do Sapateiro”, “Samba da minha terra” y “Samba da bênção como rodas do samba”, ese encuentro de música y baile que daría el tono a lo que se vendría. Hubo una juguetona relectura de otro clásico, el “O qué é que a baiana tem?” en ritmo de twist y con la voz original de Carmen Miranda en un contrapunto mágico y quizás el momento más inesperado de la noche: entre tanto baile y energía, una versión del conocido “O qué será” de Chico Buarque con una teatralidad y un misterio que –¡sacrilegio!– compite de igual a igual con la versión original de Buarque y Nascimento. Reiventar la ambigüedad de esa canción es una tarea que pocos pueden hacer. Daniela lo hizo.
Con las ansias latinoamericanistas que viene demostrando desde siempre, Mercury se largó con su versión de “Mariposa tecknicolor” de Fito Páez calcada del original y anunció la visita de Sandra Mihanovich, con quien hizo la gastada “Canción con todos”. A la argentina la traicionaron los nervios y no hubo magia en ese momento. En Córdoba con la Mona Jiménez haciendo “Quién se ha tomado todo el vino” tuvo más suerte. Ojalá para los prejuiciosos que se la están perdiendo vuelva pronto. Y para todos los demás, también. Merecemos esa alegría.
Fuente: Crítica de la Argentina. Culturas. Foto: Galería Portal Daniela Mercury (Flickr)
DANIELA MERCURY EN EL LUNA PARK
La bahiana llenó de ritmo y riesgo artístico el estadio porteño. Samba reggae, baile y energía con una voluntad popular que no requiere disfraces. A cantar y bailar. Mercury cantó más de dos horas y dio rienda suelta a su primera profesión, la de bailarina, acompañada por el grupo que dirige su hija Giovana.
Por: O. Bazán.
Por cuestiones más cercanas al marketing que a la música, no se suele asociar a Daniela Mercury con el riesgo artístico. Nacida al gran público con el estruendoso éxito de “Canto da cidade” en el lejanísimo 93, pocos reconocieron en esa canción el emergente de un movimiento que se venía cocinando en Bahía desde mucho tiempo atrás: el nacimiento del samba reggae, una música que da cuenta del increíble caldero de ritmos atlánticos que se coció desde tiempos ancestrales con la religión yoruba de los negros esclavos africanos, más los sonidos caribeños, más la impronta europea de la conquista. Así, Mercury fue vista en su momento como la canción del verano, hit omnipresente de éxito instantáneo y fugaz. A veces el gran público se equivoca en sus apreciaciones y la crítica –prejuiciosa cuando de alegría se trata– prefirió mirar para otro lado. Pero tanto ninguneo fue más perjudicial para los prejuiciosos que para la artista, que se descolgó en el Luna Park en la noche del sábado con uno de los encuentro más energéticos, arriesgados y -¡ups!- alegres que hayan visitado estas tierras en los últimos tiempos. Dos horas y veinte casi sólo desapareciendo del escenario para cambios de ropa, sin bajar el ritmo, sin playback, una hora descalza y el resto con tacos altos.
Recital raro, vino a presentar un disco que la filial argentina de Sony aún no puso en bateas –ni anunció cuándo lo hará– con lo que algunas canciones no eran conocidas por el público que llenó el estadio porteño. En este show Daniela Mercury dio rienda suelta a su primera profesión, bailarina. Más de una vez ha comentado que canta para poder bailar en un escenario. Lo bueno es que hace bien las dos cosas. Acompañada de un grupo de baile dirigido por su hija Giovana –que también baila– y una banda musical a cargo de su hijo Gabriel Povoas –guitarra sobre el escenario–, lo de Mercury es una entrega completa a sus convicciones artísticas. Que son riesgosas, atrevidas y pop en el sentido más convencional de la palabra: la intención de popularidad no travestida. Mercury tira todos los guiños a la platea sin culpas. Pop son hits, también. Pero no se queda sólo en eso. Propone una relectura lúdica del inmenso material cultural que su país ofrece y eso en Canibalia, el disco que presentó –aunque ni el programa de mano lo decía, vino a eso– queda bien claro. El show comenzó con homenaje explícito a los padres del samba, Dorival Caymmi y Vinicius, con clásicos como “Na Baixa do Sapateiro”, “Samba da minha terra” y “Samba da bênção como rodas do samba”, ese encuentro de música y baile que daría el tono a lo que se vendría. Hubo una juguetona relectura de otro clásico, el “O qué é que a baiana tem?” en ritmo de twist y con la voz original de Carmen Miranda en un contrapunto mágico y quizás el momento más inesperado de la noche: entre tanto baile y energía, una versión del conocido “O qué será” de Chico Buarque con una teatralidad y un misterio que –¡sacrilegio!– compite de igual a igual con la versión original de Buarque y Nascimento. Reiventar la ambigüedad de esa canción es una tarea que pocos pueden hacer. Daniela lo hizo.
Con las ansias latinoamericanistas que viene demostrando desde siempre, Mercury se largó con su versión de “Mariposa tecknicolor” de Fito Páez calcada del original y anunció la visita de Sandra Mihanovich, con quien hizo la gastada “Canción con todos”. A la argentina la traicionaron los nervios y no hubo magia en ese momento. En Córdoba con la Mona Jiménez haciendo “Quién se ha tomado todo el vino” tuvo más suerte. Ojalá para los prejuiciosos que se la están perdiendo vuelva pronto. Y para todos los demás, también. Merecemos esa alegría.
Fuente: Crítica de la Argentina. Culturas. Foto: Galería Portal Daniela Mercury (Flickr)
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